Economía









Tras la Guerra Civil el proceso de crisis generalizado se acentuó comenzando el pueblo de Turre a perder población de forma galopante, particularmente en las zonas rurales. Sierra Cabrera quedó totalmente despoblada. Francia, Suiza, Alemania y Cataluña fueron los lugares de recepción.
Este proceso decadente finalmente se paralizó a principios de los años ochenta, comenzando una fase de crecimiento muy lenta pero sin pausa. La estabilidad vino fundamentalmente del turismo.
Mojácar proporcionó mucho trabajo en la construcción y en la hostelería. En Sierra Cabrera empezó a construirse la urbanización Cortijo Grande y más tarde Cortijo Cabrera.
Turre poco a poco fue introduciéndose en una dinámica de especialización, ofertando ciertos servicios: restaurantes, panaderías, constructoras, personal de jardinería, etc.
Sin embargo, las posibilidades de Turre son infinitas, sus recursos humanos y económicos hasta ahora han sido infravalorados.
También destaca la Artesanía en Forja, Esparto y Latón.


"Vista aérea de Turre"

La belleza de sus parajes, en particular de Sierra Cabrera, tan cercana al mar, o sus campos transformados en regadío, con una agricultura moderna y de vanguardia, pueden dar mucho juego en las décadas que se avecinan.














 
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